Así se titula el trabajo de titulación de Itzel Álvarez, alumna de la 2a generación de la Maestría en Diseño. Itzel ha continuado reflexionando y escribiendo sobre el tema y lo ha mostrado con mucho éxito en foros de talla internacional como el AISV (Asociación Internacional de Semiótica Visual).
Se puede resumir en el siguiente párrafo:
La imagen científica posee la capacidad de transportar una significación específica, es un soporte que media entre un evento y su expectador, representa un argumento de autoridad científico y es por tanto verosímil. Aunque la ciencia sea objetiva y racional, su cuerpo de conocimiento es comunicable, su fin es la objetividad en el mundo de los fenómenos y busca la interpretación de la realidad. El carácter dialógico que genera la imagen científica es promover la adhesión a una idea por medio de estrategias de persuación.
y aquí la experiencia en la pluma de Itzel de UNA de las varias presentaciones que ha hecho del tema:
fue toda una aventura realmente, la parte "intellectio" previa a mi propio discurso tenía una estructura de maraña para llegar hasta Venecia en una pieza. Me encantó estar en la IUAV ... Los comentarios serenos y reflexivos de gente como Paolo Fabbri, fueron de lo más valioso que encontré en ese rincón de Venecia.
Mi participación se dio en un núcleo sobre ciencias, que trataba sobre imaginarios científicos, y en verdad, creo que fue un excelente ejercicio para medir el camino por donde voy pasando. Yo disfruté mucho mi presentación, fue un parteaguas en toda la expresión, pues la carga elocutiva de los demás era demasiado neutra e inanimada, presentaban una o dos imágenes, y eso que iban a hablar de lo visible!... así que, aproveché eso y expuse de manera espontánea y modulada para llamar la atención de la audiencia... fue todo un hecho retórico, en donde la atención aterrizó en la metáfora no tanto como intersección de sentidos, sino más bien una traslación de estos desde un código abstracto hacía uno concreto. Todos abrían los ojos y no veían tanto las imágenes, me veían a mí... eso me llamó la atención, porque como zarigüeyas que van en la parte de atrás de un autobús, estiraban el cuello para verme a los ojos. Eso fue otro logro retórico, porque mi discurso tuvo, además de una carga epistemológica, una carga emotiva y de pasión por el tema. Me sentí contenta con mi conclusión, puesto que unos doctores en semiótica greimasiana que llevaban a sus alumnos a exponer, me preguntaron más bien como pidiéndome opinión. Lo muy reconfortante fue el entusiasta aplauso que "se les salió de las manos" y se expresó de manera más extensiva y continua que a los demás ponentes. Una chica griega me insistió en que fuera a Grecia a exponer mi trabajo y otra de Turquía también lo sugirió. El congreso siguió su curso, sin embargo, noté que los ponentes hablaban más sobre las metáboles, no tanto de la retórica, sino de los tropos y muchas otras figuras retóricas que detectaron en imagenes. La imagen científica para ellos, es la imagen clásica, eso era lo que ellos manejaban como "científico", cosa que no objeto, pero que, de alguna manera, diferenció mi trabajo por mucho. No sé si decirte que buena o malamente, pero creo sí diferentemente. El contexto te absorbe de muchas maneras -les decía yo-, pero lo más importante es que realmente quieras comprender lo que vas a estudiar, para verlo a la cara y entonces dialogar... y pues pensando en la canción del Escaramujo, pienso que saber no puede ser lujo... estrellas y átomos son lo mismo, como dijo Flamallion, mis imágenes nos acercan a lo que nuestros sentidos no pueden percibir, ir más allá de la estratósfera... o más allá de las micras, nos deja sin límites en mediciones y sin orillas por determinar.
Me aceptaron en Argentina para agosto, pero será una aventura más.
martes, 6 de septiembre de 2011
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